DEMOCRACIA REAL YA: ¿DE QUÉ VA ESTA GENTE?

Flotaba en el ambiente. Revoloteaba en las mentes de mucha gente (cada vez más). Pero… no había cristalizado hasta ahora en un movimiento real con gente de verdad. Ahora ya ha sucedido. Se llama Democracia Real Ya. El desconcierto del establishment es evidente. Los partidos no saben si acercarse a ellos o tildarlos de melenudos o antisistema. Pero sus propias flechas no llegan a sus destinos o, incluso, se vuelven en su contra. Por primera vez en la historia un colectivo apolítico y asindicalista ha conseguido hacerse ver y aglutinar una sensación por muchos albergada y puesta sobre la mesa en esta misma columna en muchas ocasiones. Es emocionante ver que hay mucha gente con las mismas inquietudes. Gente de derechas, gente de izquierdas, con y sin creencias religiosas, de distintas zonas geográficas, de distintas razas, cada uno de su padre y de su madre cuya indignación les ha unido para trasladarse a la acción. No sé si tendrá que ver o no pero el librito escrito por Stéphane Hessel, y que yo me encontré por casualidad y compré sin saber nada de él recientemente en una feria del libro que hicieron en Ciutadella por cinco euros, encaja como un gran puzzle sideral. El autor, que tiene ne la actualidad 93 años, es un excombatiente de la resistencia francesa y diplomático. Nació en Alemania y se nacionalizó francés más tarde y que vivió los horrores de los campos de concentración. Plantea que la indignación es el paso previo a la acción e insta a los jóvenes (y a los no tan jóvenes) a indignarse y a movilizarse. Hessel también diagnostica la situación actual: La situación actual se debe a la dictadura de los mercados, la falta de regulación de los sistemas financieros ha hecho del mundo un muy injusto, con el consentimiento de los políticos o el incumplimiento de su obligación de ser títeres a la voluntad de los mercados en lugar de luchar por una sociedad basada en valores. Tilda a Europa de un mastodonte inútil y cobarde que no ha sabido conciliar la libertad y la igualdad, la economía y una sociedad justa. En esta situación, los ciudadanos no debe ser la política en silencio, la casta no corresponde a las necesidades actuales. Al abrigo de los casi dos millones de ejemplares vendidos, surge Democracia Real Ya en España. Hastags (esto es, temas estrella en las redes sociales) como #spanishrevolution, ponen la carne de gallina. Es emocionante. Este es el manifiesto del movimiento. Léelo tú mismo antes de formarte una opinión a través de los medios de comunicación. Dice así:

Somos personas normales y corrientes. Somos como tú: gente que se levanta por las mañanas para estudiar, para trabajar o para buscar trabajo, gente que tiene familia y amigos. Gente que trabaja duro todos los días para vivir y dar un futuro mejor a los que nos rodean.

Unos nos consideramos más progresistas, otros más conservadores. Unos creyentes, otros no. Unos tenemos ideologías bien definidas, otros nos consideramos apolíticos… Pero todos estamos preocupados e indignados por el panorama político, económico y social que vemos a nuestro alrededor. Por la corrupción de los políticos, empresarios, banqueros… Por la indefensión del ciudadano de a pie.

Esta situación nos hace daño a todos diariamente. Pero si todos nos unimos, podemos cambiarla. Es hora de ponerse en movimiento, hora de construir entre todos una sociedad mejor. Por ello sostenemos firmemente lo siguiente:

  • Las prioridades de toda sociedad avanzada han de ser la igualdad, el progreso, la solidaridad, el libre acceso a la cultura, la sostenibilidad ecológica y el desarrollo, el bienestar y la felicidad de las personas.
  • Existen unos derechos básicos que deberían estar cubiertos en estas sociedades: derecho a la vivienda, al trabajo, a la cultura, a la salud, a la educación, a la participación política, al libre desarrollo personal, y derecho al consumo de los bienes necesarios para una vida sana y feliz.
  • El actual funcionamiento de nuestro sistema económico y gubernamental no atiende a estas prioridades y es un obstáculo para el progreso de la humanidad.
  • La democracia parte del pueblo (demos=pueblo; cracia=gobierno) así que el gobierno debe ser del pueblo. Sin embargo, en este país la mayor parte de la clase política ni siquiera nos escucha. Sus funciones deberían ser la de llevar nuestra voz a las instituciones, facilitando la participación política ciudadana mediante cauces directos y procurando el mayor beneficio para el grueso de la sociedad, no la de enriquecerse y medrar a nuestra costa, atendiendo tan sólo a los dictados de los grandes poderes económicos y aferrándose al poder a través de una dictadura partitocrática encabezada por las inamovibles siglas del PPSOE.
  • El ansia y acumulación de poder en unos pocos genera desigualdad, crispación e injusticia, lo cual conduce a la violencia, que rechazamos. El obsoleto y antinatural modelo económico vigente bloquea la maquinaria social en una espiral que se consume a sí misma enriqueciendo a unos pocos y sumiendo en la pobreza y la escasez al resto. Hasta el colapso.
  • La voluntad y fin del sistema es la acumulación de dinero, primándola por encima de la eficacia y el bienestar de la sociedad. Despilfarrando recursos, destruyendo el planeta, generando desempleo y consumidores infelices.
  • Los ciudadanos formamos parte del engranaje de una máquina destinada a enriquecer a una minoría que no sabe ni de nuestras necesidades. Somos anónimos, pero sin nosotros nada de esto existiría, pues nosotros movemos el mundo.
  • Si como sociedad aprendemos a no fiar nuestro futuro a una abstracta rentabilidad económica que nunca redunda en beneficio de la mayoría, podremos eliminar los abusos y carencias que todos sufrimos.
  • Es necesaria una Revolución Ética. Hemos puesto el dinero por encima del Ser Humano y tenemos que ponerlo a nuestro servicio. Somos personas, no productos del mercado. No soy sólo lo que compro, por qué lo compro y a quién se lo compro.



Creo que viene como anillo al dedo recordar el discurso que Thomas Douglas, político canadiense de origen escocés, dio en 1962 a propósito del sistema de votaciones.



¡Que se corra la voz!