EL EXITO DE LOS PEREZOSOS


Acabo de terminarme “El Éxito de los Perezosos” de Ernie J. Zelinski. Se trata de un libro que retiré el miércoles pasado de la biblioteca pública de Es Castell (ya os dije en otro artículo que en las bibliotecas no solo hay libros, sino también hay deuvedés y posibilidades de conectarte a Internet gratis o muy barato -por ejemplo-) y lo voy a devolver hoy. Junto con este libro retiré también El Corán, pero de ésto te hablaré otro día. Solo un apunte, la reacción de la gente cuando le dices que te estás leyendo El Corán es de lo más divertido. No termino de comprender el todo por qué. Tal vez teman que me inmole en Punta Nati. Otro apunte, de momento la CIA no ha venido a decirme nada. Lo digo porque según el proyecto Echelon (si no has oído hablar de él, mejor sigue así) alguien en algún lugar puede que esté pendiente de quienes retiran El Corán de una biblioteca. Llama mucho la atención que cueste tanto trabajo conseguir El Corán en español (no es broma, llevaba varios meses detrás de él) y en cambio La Biblia en árabe esté en Internet. Pero bueno, tanto La Biblia como El Corán, al ser textos que tienen más de 70 años, no tienen derechos de autor (¿no lo sabías? lo que quiere decir que puedes imprimirlo, encuadernarlo y venderlo sin tener que rendir cuentas ante la propiedad intelectual. No es mal negocio. También pasa con El Quijote, por cierto. Menciono esto para retomar el tema principal de esta columna: El Éxito de los Perezosos. Se trata de un libro que viene a desmitificar el trabajo como valor y pone en tela de juicio que trabajar un sinfín de horas al día durante un sinfín de días a la semana durante un sinfín de años de tu vida sea la mejor opción. En mi caso, lo tenía claro pero se agradece leer de vez en cuando que alguien también lo ve de la misma manera para superar los momentos de duda. Ya la estructura del libro es original, cualidad de la que, por cierto, habla mucho el libro. Todas las páginas de la izquierda (las pares) son un resumen en letras grandes y muy escueto de las páginas de la derecha (las impares) donde se desarrolla el contenido del libro. Seis capítulos a través de los cuales pone patas arriba algunos arquetipos bien asentados en nuestro tiempo (léase, el valor del trabajo) y estimula muchos otros que el grueso de la población no solo no se plantea tener en cuenta sino que muchos ni saben que existen (léase, creatividad, trabajo por objetivos, etc.). Porque ¿sabías que hay gente que prefiere alcanzar unos objetivos que cumplir con un horario? Pues sí, hay gente así. Incluso hay gente que la mayor parte del día la dedica a pasear y a discurrir sin que ello suponga afrentar a nadie. Incluso el autor va más allá planteando que un mundo sin horarios laborales tendría rotundas y positivas repercusiones sobre el establisment: menos insatisfacción, más trabajo para todos, menos consumo de recursos y más salud. Sin embargo, el miedo (la semana pasada hablé de Anatomía del Miedo de Juan Antonio Maria, otro gran libro que también lo tenéis en las bibliotecas de la isla) nos impide coger la carrerilla suficiente como para romper los eslabones que nos unen al sistema (hipoteca, etc.) aunque cada vez más gente empieza a planteárselo seriamente. Es la banca la que tiene a la gente esclava hasta niveles que no quiero ni reflejar aquí para no amargarte el día. El libro contiene muchos conceptos interesantes pero te avanzaré solo dos. Uno es la propuesta que el autor hace de revisar tu relación con el dinero manteniendo cosas tan sabrosas como tus mejores adquisiciones terminarán siendo aquellas que nunca hiciste. Otro, es la regla del 80/20. El 80% de tu productividad viene determinada por el primer 20% de tu esfuerzo así que el 20% de la productividad restante deberías estar dispuesto a regalarla en lugar de desvivirte por obtenerla a cambio del 80% del esfuerzo que queda. El resto, te dejo que lo leas tú.