El viernes pasado, se hizo una convocatoria por la gente de Astromenorca en el Monte Toro a partir de las 19:00 horas para poder contemplar objetos celestes de una manera profesional. Una jornada de "telescopios abiertos".
Fuí una de las cuarenta personas que acudió a la misma. Por un lado, fue una pena que la obscuridad impidiera que nos viésemos las caras. En mi caso, y en el de mi compañera (que fue quien tuvo la excelente idea de acudir a la quedada) era la primera vez que metíamos la pupila en uno de esos artefactos (muy lejos ya de los primeros) motorizados, que localizan solos los objetos a observar. Y he de reconocer que fue un "subidón". Ver la luna con los aumentos suficientes como para apreciar cráteres y cordilleras no es algo que se puede hacer todos los días. Otro gran momento fue ver Júpiter con el suficiente detalle como para experimentar otra gran alegría. Júpiter y cuatro de sus ciento y pico lunas (según nos explicaron) También se pudieron observar dos cúmulos de estrellas extremadamente bellas. Cada observación fue hábilmente intercalada con precisos comentarios sobre astronomía básica para profanos asistida por un impresionante puntero láser verde que permite señalar con la precisión de un orfebre medieval cualquier punto visible del firmamento. La astronomía (que no astrología) es una gran ventana de acceso tanto a la relajación física como a la estimulación intelectual. Todos hemos tenido momentos en los que hemos dejado volar nuestro pensamiento sobre la inmensidad del espacio. Inmensidad que relativiza cualquier problema o circunstancia mundana que impiden muchas veces que disfrutemos de los momentos de la vida. Asomarse de forma sistemática a esa ventana aumenta la posibilidad de permanecer más tiempo en equilibrio psicológico. Se puede hacer, en realidad de muchas maneras (meditando, contemplando, relajándose) pero aquel modo que implique un sistema y un objetivo facilita las cosas. Jornadas de “telescopios abiertos” como las del viernes son un extraordinario llamamiento a aproximarse a estos modos de estabilización y reequilibrio personal. Casi todos tenemos claro la teoría pero pocos, muy pocos, encuentran la motivación para plasmarlo en la práctica. Con la astronomía como afición se puede conseguir. No es una afición precisamente barata pero tampoco es de las más caras. Para empezar basta con algún telescopio de segunda mano que puedes comprar por Internet y, si te gusta, plantearte hacer inversiones de más calado. También es digno de destacar el buen ambiente que reinaba en la quedada. El frío dificultó un poco la parte social pero aún así, valió la pena. Me pareció entender que hay dos tipos diferentes de quedadas nocturnas. Una con luna y otra sin luna. Cuando hay luna, la noche se presta a observar planetas y objetos celestes grandes y cuando no hay luna, es decir, cuando no hay luz, se presta a la observación más en profundidad. Espero ansioso poder asistir a una de esas quedadas sin luna. Un peldaño más allá de la astronomía como hobbie es la astrofotografía que puede llegar a engancharte tanto como una droga dura. Al día siguiente de la quedada precisamente leía en la prensa digital que se ha descubierto un nuevo signo zodiacal. Su nombre Ofiuco y afectaba a los nacidos entre el 29 de noviembre y el 17 de diciembre. En menos de dos días se paso de la convulsión más absoluta ya que ello implicaba cambiar el horóscopo de la era moderna a la tranquilidad al conocerse que, en realidad, Ofiuco se conoce desde hace 4000 años y que podemos estar tranquilos cuando el horóscopo nos dice que tendremos diarrea o que recibiremos una vista sorpresa. Tonterías aparte, lo que sí queda claro es que es un área del conocimiento (el de la astronomía, por supuesto) de enorme interés que puede estimularte intelectualmente como lo haría el ajedrez o la física cuantica. Por ello te animo a contactar con la gente de astromenorca a través de astromenorca.blogspot.com para estar al tanto de sus astroandanzas ya que, como he dicho antes, el bueno rollo y el buen ambiente fue la tónica dominante y eso escasea en el cosmos.
Fuí una de las cuarenta personas que acudió a la misma. Por un lado, fue una pena que la obscuridad impidiera que nos viésemos las caras. En mi caso, y en el de mi compañera (que fue quien tuvo la excelente idea de acudir a la quedada) era la primera vez que metíamos la pupila en uno de esos artefactos (muy lejos ya de los primeros) motorizados, que localizan solos los objetos a observar. Y he de reconocer que fue un "subidón". Ver la luna con los aumentos suficientes como para apreciar cráteres y cordilleras no es algo que se puede hacer todos los días. Otro gran momento fue ver Júpiter con el suficiente detalle como para experimentar otra gran alegría. Júpiter y cuatro de sus ciento y pico lunas (según nos explicaron) También se pudieron observar dos cúmulos de estrellas extremadamente bellas. Cada observación fue hábilmente intercalada con precisos comentarios sobre astronomía básica para profanos asistida por un impresionante puntero láser verde que permite señalar con la precisión de un orfebre medieval cualquier punto visible del firmamento. La astronomía (que no astrología) es una gran ventana de acceso tanto a la relajación física como a la estimulación intelectual. Todos hemos tenido momentos en los que hemos dejado volar nuestro pensamiento sobre la inmensidad del espacio. Inmensidad que relativiza cualquier problema o circunstancia mundana que impiden muchas veces que disfrutemos de los momentos de la vida. Asomarse de forma sistemática a esa ventana aumenta la posibilidad de permanecer más tiempo en equilibrio psicológico. Se puede hacer, en realidad de muchas maneras (meditando, contemplando, relajándose) pero aquel modo que implique un sistema y un objetivo facilita las cosas. Jornadas de “telescopios abiertos” como las del viernes son un extraordinario llamamiento a aproximarse a estos modos de estabilización y reequilibrio personal. Casi todos tenemos claro la teoría pero pocos, muy pocos, encuentran la motivación para plasmarlo en la práctica. Con la astronomía como afición se puede conseguir. No es una afición precisamente barata pero tampoco es de las más caras. Para empezar basta con algún telescopio de segunda mano que puedes comprar por Internet y, si te gusta, plantearte hacer inversiones de más calado. También es digno de destacar el buen ambiente que reinaba en la quedada. El frío dificultó un poco la parte social pero aún así, valió la pena. Me pareció entender que hay dos tipos diferentes de quedadas nocturnas. Una con luna y otra sin luna. Cuando hay luna, la noche se presta a observar planetas y objetos celestes grandes y cuando no hay luna, es decir, cuando no hay luz, se presta a la observación más en profundidad. Espero ansioso poder asistir a una de esas quedadas sin luna. Un peldaño más allá de la astronomía como hobbie es la astrofotografía que puede llegar a engancharte tanto como una droga dura. Al día siguiente de la quedada precisamente leía en la prensa digital que se ha descubierto un nuevo signo zodiacal. Su nombre Ofiuco y afectaba a los nacidos entre el 29 de noviembre y el 17 de diciembre. En menos de dos días se paso de la convulsión más absoluta ya que ello implicaba cambiar el horóscopo de la era moderna a la tranquilidad al conocerse que, en realidad, Ofiuco se conoce desde hace 4000 años y que podemos estar tranquilos cuando el horóscopo nos dice que tendremos diarrea o que recibiremos una vista sorpresa. Tonterías aparte, lo que sí queda claro es que es un área del conocimiento (el de la astronomía, por supuesto) de enorme interés que puede estimularte intelectualmente como lo haría el ajedrez o la física cuantica. Por ello te animo a contactar con la gente de astromenorca a través de astromenorca.blogspot.com para estar al tanto de sus astroandanzas ya que, como he dicho antes, el bueno rollo y el buen ambiente fue la tónica dominante y eso escasea en el cosmos.