LUCES ROJAS

Lo mejor que puedes hacer cuando Rodrigo Cortés saque una película es no oír ni ver ninguna de las entrevistas que conformen su despliegue promocional de la misma porque corres el riesgo que te convenza. Ya me pasó con Bodried (digo… Buried) y me ha vuelto a pasar con Luces Rojas. Hace muy bien lo de vender sus películas pero alguien debería de decirle que de esa manera lo único que va a conseguir es que vaya mucha gente el fin de semana del estreno y ya está. Aunque pensándolo bien, puede que sea esto lo que cada vez más se busca en el sector.
La verdad es que la peli lo tenía todo a priori. Robert De Niro, Sigourney Weaver, Cillian Murphy, Leonardo Sbaraglia, dinero para hacerla, una historia a caballo entre lo normal y lo paranormal y ganas de verla. Arranca bien, se desarrolla mal, evoluciona peor y acaba como el culo. Con unos vacíos dramáticos sublimes, una voz en off que extenúa y agujeros negros en el hilo argumental convierten esta película en un bluf de tomo y lomo. Podría decirse que la película está simplemente mal montada pero no sería cierto, está mal contada también.
Ni siquiera podemos hablar de una documentación lo suficientemente profunda para ser un tema tan jugoso. La escena de las cartas Zener reflejándose en las gafas de Dr. Shackelton (interpretado por Toby Jones) es para niños. Por cierto, Toby Jones se sale en El Topo (película que te puede gustar o no , pero está bien  hecha). La comprobación científica a la que someten a Simon Silver (Robert De Niro) es de risa. Le dejan entrar con su propio reloj y utilizar a su propio compinche para realizar el experimento. Además, a esas alturas ya nadie se cree que es ciego. El ilusionismo es un tema que ha dado grandes títulos. No hace mucho “El Truco Final”o “El ilusionista” sin ir más lejos. Pero Luces Rojas no alcanza unos mínimos.
La relación entre Margaret (Sigourney Weaver) y Tom (Cillian Murphy) tampoco está muy bien elaborada que digamos. Ella muere en el segundo tercio de la película y nadie sabe por qué ni para que. El hijo que ella tiene en coma desde hace años postrado en un hospital debería ser el leitmotiv para el final de la película y se convierte en un cabo que queda suelto.
Luego la investigación que llevan a cabo los estudiantes de las imágenes de los experimentos, con el consabido: “¡Espera! ¡Ahí!” es más propio de Bob Esponja. Escena cuyo desastre se completa con una conversación con tono de estar hablando de la salvación del universo que no alcanza ninguna tensión dramática ni se entiende el valor que la trama le quiere dar al hecho consistente en que, si el Dr. Shackelton firma el informe, avala los poderes sobrenaturales de Simon Silver.
En fin, sé que si no la has visto, todo esto te suena a chino. También sé que si la has visto puede que tengas otra opinión. Pero, al cine se va a ver películas bien hechas. Ya no digo que te gusten, eso depende de mil variables, pero sí bien hechas. Porque si no, pues no iremos.