SABIO CLINT


Clint destila calidad a cada Malpaso que da. Cuando digo Clint, me refiero a Eastwood y cuando digo Malpaso, me refiero a su productora. Qué delicia ver su última película J.Edgar en pantalla grande. 137 minutos de cine absoluto. J.Edgar fue el fundador y director de la Federal Bureau of Investigation (FBI) durante 48 años. Sobrevivió a 8 presidentes y se le consideró el hombre más poderoso del imperio yanqui durante casi cinco décadas. Yo, he de decir que no conocía su historia. A decir verdad, fuera de USA, supongo que pocos la conocían, pero es una gran historia. J. Edgar Hoover está interpretado por un Leonardo DiCaprio que lleva camino de convertirse en uno de los mejores actores contemporáneos. Y Clide Tolson por un Armie Hammer que sorprende muy positivamente. Armie Hammer es el que interpreta a los gemelos que acusan a Mark Zuckerberg, el creador de Facebook, en La Red Social (2010). Ha dado un salto de gigante ya que su papel de número dos del FBI y, a la sazón, pareja sentimental de J.Edgar, puede ser tan bien considerada como la del propio DiCaprio. La terna la termina de conformar Naomi Watts que si bien inicialmente parece que va a tener un papel central en la película queda relegada a un segundo plano a medida que avanza el film.
Con maestría sin igual, Clint Eastwood narra cincuenta años de historia de un país entrelazando la actualidad con el pasado de cada uno de los personajes así como con el futuro de los mismos. Intercala imágenes reales de la historia americana con las imágenes de ficción sabiamente. El retrato psicológico de J.Edgar, un personaje psicoanalíticamente muy jugoso, es de notable alto. La relación con su madre, la ausencia de su padre, su represión homosexual, su necesidad de figurar, su tendencia a exagerar las historias, su tartamudez infantil, etc… me parecen sensacionalmente descritas.

Después te enteras que el tal J.Edgar disponía de unos archivos personales no secretos, secretísimos, que nunca salieron a la luz y que fueron destruídos por su secretaria (Naomi Watts) a su muerte. Arhivos con los que movio a voluntad las cloacas del poder. También te enteras que intentó evitar que Martin Luther King recibiera el premio nobel de la paz con una maniobra de contraespionaje sin conseguirlo o que fue el precursor de la investigación cinetífica policía y organizó el primer banco de huellas dactilares de la historia.
Su obsesión anticomunista también queda muy bien reflejada en la película hasta el punto de morir con ella en su cabeza. Abnegado hijo, fuertemente reprimido y, como digo, tartamudo de niño, encontró su manera de hacer crecer su ego por encima de los que pudieran tener los presidentes a los que manejaba.
Por sacarle algún pero a la película, diré que pasa de puntillas por el asesinato de JFK no entrando a analizar el papel que el FBI jugó en él. No se sabe, pero el J. Edgar chantajeaba constantemente a JFK mediante su hermano Rob Kennedy y se sospecha que pudo tener mucho que ver en su asesinato. De hecho, Lee Harry Oswald estaba monitoreado diariamente por un agente especial del FBI. El segundo “pero” es la dificultad de los actores para expresar con su rostro según qué cosas cuando llevas una careta de caracterización de un centímetro de grosor para hacerles parecer que pasaban de los setenta años. Hay alguna escena con Watts, DiCaprio y Hammer, caracterizados como ancianos, que parecen los teleñecos.
Cabe mencionar que, dicho pase, en los Cinemes Canal Salat se enmarcan dentro de una iniciativa que bien merece ser nombrada y destacada. Se trata de un programa de Cineclub para los miércoles y jueves con precios  más baratos y, lo más importante, con una programación donde prima la calidad de las películas a su tirón comercial. Vaya desde aquí mi admiración y apoyo por tan fantástica iniciativa.