De entre las disfunciones sexuales más comunes quizá sea la falta de deseo sexual o el deseo sexual hipoactivo o inhibido la que merezca una mayor atención. Del mismo modo que en el resto de órdenes de la vida ha lugar una revisión y actualización de los modelos que seguimos (por ejemplo, nuestro modo de relacionarnos a nivel familiar, social o laboral va cambiando con el tiempo), nuestra faceta sexual también requiere de ser revisada y actualizada a los nuevos tiempos. Actitudes ante el sexo antiguas u obsoletas pueden tener que ver con patologías sexuales. No hay que confundir una falta de deseo sexual con una falta de excitación sexual. Mientras que esta última es una respuesta fisiológica, el deseo tiene que ver con el impulso que predispone a tener un encuentro sexual. Si ese impulso no aparece, el recorrido sexual se ve detenido abruptamente. Aunque en condiciones normales el deseo y la excitación aparecen conjuntamente, hay otras ocasiones en las que puede presentarse uno y no el otro o viceversa. La falta de deseo puede causar mucha infelicidad y frustración si no se atiende correctamente. Las causas pueden ser muy diversas: cansancio, depresión, stress, ansiedad, problemas de pareja, abuso de drogas o alcohol, cambios en los métodos anticonceptivos, medicamentos, el parto, etc. El problema se puede presentar en distintos grados. Desde quien experimenta un bajo deseo sexual que no le impide tener sus encuentros sexuales satisfactorios hasta quien experimenta un rechazo total ante tal posibilidad pasando por quienes acceden al encuentro sexual sin permitir la penetración, por ejemplo. Esta situación sin mucha dificultad suele desembocar en una confusión, propia o en la pareja, que puede enrarecer una atmósfera en la que debería de primar la complicidad y la desinhibición. Se sabe que esta disfunción afecta más a las mujeres que a los hombres. De hecho, se estima que solo un 25% de mujeres alcanza el orgasmo a través de la penetración y que alrededor de un 12% nunca ha experimentado uno, lo que no quiere decir que no disfruten con el sexo o no accedan a él. Lo hacen, pero sin alcanzar el orgasmo. Las buenas noticias son que el porcentaje de resolución de esta disfunción sexual alcanza el 95%. Un planteamiento correcto para su abordaje pasaría por asegurarse que unos cuantos aspectos están en su sitio. Estos son:
• El autoconocimiento corporal a nivel cognitivo y emocional. Muchas mujeres consideran la masturbación una práctica sucia o inapropiada impidiendo con ello ese autoconocimiento. Incorporar la masturbación es imprescindible para la resolución de la disfunción.
• La actitud ante el sexo ha de estar actualizada, es decir, ha de ser abierta, positiva y saludable. La sexualidad y el placer hoy en día ya no tienen que estar envueltas en antiguas creencias o antiguos modos de concebirse.
• El contacto corporal no debe de descuidarse nunca. Si en un estudio llevado a cabo con neonatos prematuros se demostró que diez minutos de caricias tres veces al día suponían a los bebés un aumentó de peso superior en un 45% frente a un grupo control que no recibió esta estimulación táctil, podemos hacernos una idea de la importancia que el sentido del tacto tiene en general y en nuestra faceta sexual en particular.
• Cuidar la salud, la dieta y una correcta política de ejercicio físico reducen la posibilidad de padecer disfunciones sexuales o ayuda a solucionarlas si éstas ya se han presentado.
• Y, por último, una llamada a la imaginación, la pasión y la fantasía como ingrediente mágico esencial para cultivar nuestra faceta sexual. Modernizar el modelo que nos rige sexualmente pasa por incorporar al juego erótico en solitario o en pareja lo que el momento social presente nos pueda ofrecer. Desde cuidar los detalles románticos a la hora de diseñar una escapada de fin de semana o una cena en casa hasta ablandar la resistencia a la hora de admitir a trámite juguetes sexuales o dejarse estimular visualmente a través de DVD eróticos en solitario o, mucho mejor, en pareja. Es pues éste un buen momento para actualizarse en sentido sexual. A raíz de que una conocida marca de preservativos comercializara abiertamente a través de grandes y medianas superficies lubricantes o anillos vibradores ha servido para que antiguas actitudes al respecto sean hoy más permeables. Es un hecho que esta nueva era sexual ya está al alcance de la gente de a pie. Ahora solo queda probar y dejarse llevar. Buen viaje.