ZOMBIES, VAMPIROS Y ALIENÍGENAS... DE VERDAD.




Habrás oído hablar de zombies, vampiros y alienígenas en muchas ocasiones. Lo que tal vez no sepas es que existen y son tan reales como tú o como yo. Además están entre nosotros probablemente desde hace muchos años sino desde el principio de los tiempos. Los muertos vivientes, los chupasangres y los extraterrestres adquieren su condición de reales en la medida en que existen seres que están completamente seguros de que lo son.

ZOMBIES
En el caso de los zombies, recibe el nombre de Síndrome de Cotard. Quien padece esta psicopatología tiene la convicción íntima de que su vida se ha extinguido, que sus órganos internos están pudriéndose o no funcionan. Afirman que su corazón no late y asocian su existencia a una suerte de inmortalidad penitente o también pueden creer que se han quedado sin sangre. El síndrome lo acuñó Jules Cotard, neurólogo francés en 1880, al tener entre su pléyade de pacientes a una señora (Mademoiselle X) aquejada de tal circunstancia. La psicopatología, suele cursar con una sintomatología depresiva aguda. De hecho, no se me ocurre ningún punto de partida peor para deprimirse que tener la firme convicción interior de estar muerto. Sin estar del todo claro, puede ser una psicopatología que surja de la intersección de graves trastornos del estado de ánimo y de cuadros de tipo esquizoide. Los discursos de los afectados por este síndrome son tan estremecedores como apasionantes. Dado que en su fuero interno creen estar muertos, no tiene sentido comer por lo que el cuadro termina convirtiéndose en un buen ejemplo de profecía autocumplida. El tratamiento todavía no está claro.

VAMPIROS

Al albor de la profunda presencia que el vampirismo ha tenido y tiene en nuestra sociedad, significativamente incrementada por la literatura y el cine, se han registrado en la historia psiquiátrica y psicológica un número no despreciable de casos de personas que mostraban excitación sexual asociándola a la necesidad de ver, sentir o ingerir la sangre, con o sin la convicción de ser un vampiro. Su categorización como psicopatología ha sido reciente y todavía está bajo estudio. En 1992, acuñó el término Sindrome de Renfield para referirse a tal condición psiquiátrica, en honor al personaje de la novela Drácula de Bram Stocker. Me estoy refiriendo al que interpretó Tom Waits en la gran versión de 1992 de Francis Ford Coppola. En un momento de la película (aqui puedes ver la escena en inglés) , aparece un interno que come moscas, ratas y aves bajo la creencia de adquirir de ese modo su fuerza vital. Aunque todavía no está tipificado como tal, es un hecho que conductas así han existido. Mientras no haya una categoría diagnóstica ad hoc, se seguirá considerando una variante de cuadros esquizofrénicos y/o parafílicos. En el caso de quien se someten a la voluntad de un vampiro, que también los hay, es decir, quienes se dejan chupar la sangre, se les encuadraría en las capas más profundas del sadomasoquismo, parafilia ésta sí recogida y descrita como psicopatología en los manuales diagnósticos. No existe un tratamiento concreto para tal síndrome pero un entorno terapéutico apropiado mantenido en el tiempo suele obrar milagros.

ALIENÍGENAS
Que es probable que en la inmensidad del cosmos haya lugares donde existan formas de vida superior no seré yo el que lo discuta. Sin embargo, mientras no tengamos respuestas lo sensato es dejar la pregunta pendiente de resolver. En este caldo de cultivo, surgen los aficionados a la ufología, los abducidos, los contactados e incluso personas que afirman ser extraterrestres. Aquel que afirma ser de otro planeta (no puedo evitar nombrar el personaje de Kevin Spacey en K-Pax, gran película y gran interpretación de un enfermo mental que afirma proceder de otra galaxia) podría ser considerado como esquizofrénico, pero hay un subgrupo de aquejados por trastornos limítrofes que tienen la convicción personal de que un ser de su entorno más próximo  e íntimo ha sido sustituido por un doble. Es decir, que los cuerpos de su padre, madre, esposo o hijo han sido ocupados por otros seres. A esta condición se le conoce como Síndrome de Capgras. Se habló de él por primera vez en 1923 cuando el psiquiatra francés Jean M. Capgrass describió el caso de una mujer de 50 que afirmaba que su marido había sido sustituido por un impostor. Tampoco está muy clara su etiología pero parece haber relación con el reconocimiento de rostros familiares, una condición bien conocida que recibe el nombre de prosopoagnosia.

Como ves, realidad y ficción se retroalimentan de forma constante e infinita. De momento no podemos saber con total seguridad si el vampiro, el zombie y el alienígena son seres reales a los que la psiquiátrica a ha tenido que encontrarles una explicación o los reales son los síndromes a los que las diferentes condiciones psiquiátricas se han tenido que adscribir. Como siempre, lo sensato es… si todavía no hay respuesta, lo mejor es dejar la pregunta sin responder hasta que haya una.